El Templo Romano de Barcelona

El Templo Romano de Barcelona

Este es sin lugar a dudas uno de los elementos arqueológicos menos conocidos de Barcelona, ya sea por la poca celebridad de los restos romanos de la Ciudad Condal o por su poco accesible ubicación, en el patio de un palacio renacentista que actualmente es sede del Centro Excursionista de Catalunya y que normalmente no está abierto al público.

El conjunto del antiguo foro romano de Barcelona estaba presidido por uno o más templos. Conocemos la existencia de uno situado en el punto más elevado del Mons Taber, y del cual solo se conservan en su posición original tres columnas con sus respectivos capiteles de orden compuesto y parte del arquitrabe, y que actualmente podemos ver en el nº 10 de la calle del Paradís.

Sabemos que era un templo hexástilo y períptero, de treinta y cinco metros de largo y diecisiete y medio de ancho, dedicado al emperador Augusto (en la maqueta adjunta podéis apreciar el aspecto que debió tener en su momento de máximo esplendor).

Fundada en tiempos de Augusto (15-10 A.C.), la Colonia Julia Augusta Faventia Paterna Barcino, nunca fue una ciudad demasiado importante dentro de la provincia de la Tarraconensis y tuvo que competir con las cercanas Baetulo (Badalona), Iluro (Mataró) o Egara (Terrassa).

En consecuencia, sus dimensiones eran modestas y su población probablemente no superaba el millar de habitantes. Empero, la primitiva Barcelona era una típica ciudad romana, cuidadosamente planificada y rodeada de murallas. Las murallas abarcaban una superficie de diez hectáreas y tenían una forma octogonal.

Perfecto estado de conservación

Los restos que se conservan (hay varios tramos visibles) no son los originarios, sino los de una segunda muralla levantada en el siglo III. El templo se situaba frente al Forum, que ocupaba, como es costumbre, un lugar en el cruce del Cardo maximus y el Decumanus maximus, los dos ejes de comunicación principales en cualquier urbe romana. Era un templo hexástilo (con seis columnas de frente) y períptero (rodeado por completo de columnas).

Sus dimensiones eran de 35 x 17,5 metros, notables para una ciudad tan pequeña. En el interior se encontraba la celda en la que se veneraba la imagen de Augusto. Los oficios religiosos se celebraban siempre frente al templo, en la explanada que daba al foro.

Aunque eclipsada por el esplendor que conocería en la Edad Media y, literalmente, sepultada bajo el inmenso legado arquitectónico del gótico (la mayoría de restos romanos son subterráneos y pueden visitarse en el Museo de Historia de la Ciudad), la Barcelona romana pasa igualmente desapercibida a visitantes y nativos, salvo por algún resto insignificante que aflora aquí y allá.

Estas modestas columnas son uno de los pocos restos a cielos abierto (bueno, ahora el espacio está cubierto por una cristalera) que quedan y un lugar al que a mí me gusta llevar a quienes están de paso, que siempre se sorprenden al encontrar dentro de una casa lo que en su tiempo fue un espléndido templo.

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La Font de Canaletes en las Ramblas de Barcelona

La Font de Canaletes

En la parte alta de la Rambla de Barcelona se encuentra esta emblemática fuente, lugar de peregrinación de los aficionados al fútbol de la Ciudad Condal.

Es aquí donde en no pocas ocasiones los seguidores del FC Barcelona acuden en masa a celebrar los triunfos en competiciones nacionales (Liga, Copa del Rey), o internacionales (Champions League).

Vestigios de la Guerra Civil en la Plaça Sant Felip Neri

Vestigios de la Guerra Civil en la Plaça Sant Felip Neri

En el corazón del Barrio Gótico de Barcelona se encuentra escondida esta plaza, una de las más recogidas y, en términos relativos, menos frecuentadas de la zona.

Todavía conserva una cierta atmósfera, nostálgica, de otras épocas, con su perímetro de piedra viva, y una iglesia barroca que muestra en su fachada cicatrices de la Guerra Civil.

Existe consenso acerca de cuál fue conflicto que causó los impactos en los muros que la circunvalan, pero no en las circunstancias en que se generaron: Según algunas teorías se trataría de impactos de bala, originados por los fusilamientos que los fascistas llevaron a cabo en la plaza; según otras, los impactos no serían de bala, sino de la metralla de una bomba que habría acabado con la vida de 20 niños.

En todo caso, estremece ver un lugar tan sosegado y que, sin embargo, nos traslada a momentos más tristes y sangrientos de la ciudad.

Carlos Ruiz Zafón utiliza la plaza como una de las localizaciones en su libro La Sombra del Viento:

La plaza de San Felipe Neri es apenas un respiradero en el laberinto de calles que traman el barrio gótico, oculta tras las antiguas murallas romanas. Los impactos del fuego de ametralladora en los días de la guerra salpican los muros de la iglesia.

Baños judíos o Mikve de Barcelona

Mikve de Barcelona

A pesar de ser menos conocido que el de otras localidades catalanas, el Call o Barrio Judío de Barcelona, tuvo un tamaño e importancia notables. En el siglo XIV existían al menos cinco sinagogas en el call barcelonés.

Benjamín de Tudela, a su paso por la ciudad en el siglo XI, explica que existía una comunidad santa de hombres sabios y prudentes y grandes príncipes.

Pocos restos han llegado hasta nuestros días, y son además muy poco conocidos por los propios barceloneses.

Uno de estos restos es uno de los secretos mejor guardados de Barcelona: La Mikvé o antiguos baños judíos, que datan del S. XIII y que se hallan escondidos en el interior de S’Oliver, una tienda de muebles y decoración situada en el número 10 de la calle Banys Nous. La falta de indicaciones ha hecho que solamente unos cuantos turistas curiosos, así como los barceloneses más interesados, tengan conocimiento de esta joya.

Es uno de los vestigios mejor conservados del pasado judío de la Ciudad Condal.

La Mikvé es el espacio donde se realizan los baños de purificación que prescribe el judaísmo. Se trata de un contenedor de agua donde una persona pueda sumergirse completamente.

La Mikve no puede estar llena con agua estancada, sino que tiene que ser agua corriente.

Puede ser utilizada tanto por hombres como por mujeres, aunque hoy en día solo las mujeres conservan la obligación de utilizar la Mikve en forma ritual 7 días después de la culminación de cada ciclo menstrual.